martes, 9 de diciembre de 2014

Fuentes de agua para jardines

Los estanques y las fuentes proporcionan una atmósfera relajante y mágica en los jardines. Los árabes fueron los grandes maestros en el arte de conjugar los jardines con el sonido del agua. En el sur de la Península disponemos de bellísimos ejemplos de esta combinación de jardín y agua. Tan sólo hay que visitar la Alhambra de Granada o los patios andaluces para darse cuenta de la belleza de este arte. Nosotros también podemos crear nuestro propio ambiente. Si nuestro jardín es pequeño, lo mejor será elegir una fuente. Éste es un elemento ornamental que dotará de personalidad propia al jardín y su alrededor podemos cultivar algunos helechos en maceta. En cambio, si disponemos de un espacio más amplio, podemos decantarnos por el estanque. El estanque puede llegar a convertirse en un pequeño ecosistema que contenga vida vegetal, además de algunos animales acuáticos. El lugar ideal, y más lógico, donde situar el estanque es en la zona más baja del jardín y su profundidad será proporcional a la extensión de la superficie de agua. Existen diferentes tipos de estanques, aunque el más sencillo es el que se excava en el suelo. Se hace un hueco de forma circular, se aplica una capa de arena y después se coloca encima un plástico resistente. El borde se recubre con piedras para que se sujete toda la estructura y hay que procurar que el desnivel de las orillas sea muy suave, con el fin de evitar que la arena de desplace hacia el centro. La vegetación dependerá de la profundidad del estanque y de las condiciones climatológicas del lugar. En el caso de que se produzcan heladas prolongadas, los órganos vegetativos de las plantas y los animales acuáticos tendrán muy difícil su supervivencia. Las plantas del estanque son de dos tipos: unas para la orilla y otras para el interior del agua. Para el primer tipo, se pueden utilizar lirios o juncos y, cerca del estanque, también se pueden colocar árboles autóctonos como los sauces o diversos fresnos. En el interior del agua podemos decantarnos por la “lenteja de agua” -una diminuta planta que flota y cubre la superficie del estanque de color verde- y, fijos en el fondo, podemos tener “espadañas”, “platanarias” y “nenúfares” blancos o amarillos. Si el estanque es pequeño o el fondo es de losas o de capa de tierra delgada, entonces podemos recurrir a las macetas que las sumergiremos a la profundidad necesaria. Esto nos permitirá renovar con cierta regularidad las plantas o recogerlas cuando las condiciones no sean las adecuadas.

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